Palabra de Ricardo Cifuentes al asumir la Presidencia de la Cámara de Diputadas y Diputados.
Quiero comenzar mandando un fraterno saludo a nuestro camarada diputado Héctor “Tito” Barría, quien se encuentra recuperándose de una enfermedad que imposibilitó que estuviera aquí, pero contamos siempre con su apoyo
Muchas gracias estimadas y estimados colegas por la confianza que han depositado en nosotros.
Agradezco a la bancada de mi partido, la Democracia Cristiana, a los partidos de las coaliciones de gobierno y a todos los parlamentarios que dieron cumplimiento al pacto administrativo que ha permitido darle gobernabilidad a nuestra Cámara. Esta es la muestra de una voluntad de entendimiento que nos está permitiendo cumplir de buena forma con nuestras obligaciones constitucionales.
En este momento tengo muy presente a mi tierra, la Región de Coquimbo, a su gente, a sus comunidades, a la que he dedicado mi vida y a la que tanto me ha dado.
Agradezco la dedicación y entrega de la mesa saliente por su labor en los agitados meses que les ha tocado conducir a esta Cámara desde la testera.
Desde que recuperamos la democracia, más de 30 hombres y mujeres han asumido, con altura de miras y patriotismo, la presidencia de la Cámara, buscando dar respuesta a los anhelos y necesidades de nuestros compatriotas en cada momento histórico. Hoy hacemos honor a esa tradición que honra a esta corporación y que es lo que necesita Chile.
Sabemos que los tiempos agitados están lejos de haber concluido, y por eso estoy convencido de que, mientras más se exige y espere de nosotros, debemos tener más espíritu republicano, más esfuerzo debemos poner en el diálogo y más apertura a escuchar.
En un ambiente con tanta frecuencia agitado, donde a veces no ha estado ausente la crispación y la agresividad, queremos ayudar a establecer la calma, imponer el debate con convicciones firmes pero respetuosas. Dar inicio a este nuevo tiempo buscando el predominio del bien común.
¿Y qué es lo que necesitamos en esta hora de nuestro país? Lo que necesitamos es construir una ruta posible, un camino ancho por donde todos podamos confluir, aportando desde las más diferentes miradas.
En pocas palabras, lo que necesitamos es concentrarnos en las grandes prioridades y evitar la dispersión. Conectar con las prioridades nacionales es conectar con el espíritu más constructivo de Chile y tocar la fibra ciudadana más profunda. Si ellos y ellas ven y comprueban que nos importan sus anhelos y angustias, entonces les importará lo que aquí se discuta, debata y decida.
Queremos marcar un sello que nos aparte de las ansiedades que a veces parecen consumirnos. Recuperar la calma y mantener el timón firme. La experiencia sirve. No hay que agitarse mucho, sino caminar, sin prisa, pero sin pausa en la dirección correcta. Tengan la certeza que esta es la intención que nos anima.
No es trabajo lo que nos falta, sino focalizarnos en lo fundamental. Desde marzo 2022 hasta hoy la Cámara de Diputados y Diputadas ha despachado 207 proyectos que ya son ley de la República.
Desde el 11 de marzo del año pasado se han presentado 814 mociones en esta Cámara, de los 1.235 proyectos de ley que han ingresado, sea como mensaje presidencial o mociones.
Por si fuera poco, 5.152 proyectos de ley se encuentran en diversos trámites constitucionales. Pero esa misma sobrecarga de trabajo nos puede llevar al predominio de la dispersión y lo más importante se puede perder entre tantas tareas que sacar adelante. Necesitamos ordenar en base a prioridades y actuar con visión estratégica.
Sé perfectamente que no todo depende de nosotros, son muchas las voluntades que tienen que aportar en esta hora en que es tanto lo que se decide. Pero también estoy convencido de que, si nosotros fallamos, al país no le puede ir bien.
Tenemos que escoger entre repetir los conflictos del pasado y hacer que nuestras diferencias predominen o, por el contrario, comportarnos como los adelantados de un mejor futuro y hacer que nuestros acuerdos se expandan. De nosotros depende.
Si cada cual cumple con su parte nos espera un mañana mejor. Por eso nuestro camino ha de ser el del diálogo, la confluencia y la participación. No nos vamos a prestigiar aislándonos, sino acercándonos a las personas y a sus comunidades.
Si se mantiene el acuerdo que dio continuidad al proceso constitucional, las reglas del juego harán necesario que exista una misma mayoría en el Ejecutivo y en el Legislativo. Ahora, se trata de lograr con voluntad, diálogo y una gran capacidad de entendimiento el adelantar soluciones a los problemas más urgentes y de superar obstáculos estructurales que ponen límites a un desarrollo equitativo.
Más allá de nuestras obligaciones constitucionales, es nuestro compromiso con Chile el que nos impulsa a avanzar, en la medida que nuestros acuerdos lo hagan posible.
Hay que ser pragmáticos y esforzarnos al máximo para lograr todos los acuerdos alcanzables, sin desestimar los consensos únicamente porque no son perfectos. Pero hay que ser visionarios y entender que tenemos en esta Cámara cinco agendas que se necesitan y se vinculan entre sí.
Tenemos una primera agenda de las reformas tributaria y previsional, es el compromiso de transformaciones estructurales, postergadas por años y por la que seremos juzgados. En segundo lugar, tenemos la agenda de seguridad ciudadana que se encuentra en implementación, pero que debe completarse en todas sus facetas. En tercer lugar, tenemos una agenda del crecimiento económico y de un pacto fiscal, que nos permita tener un mejor y más eficiente Estado, más fuerte en regiones y comunas. En cuarto lugar, tenemos la agenda de la transparencia y de la probidad para asegurar que los recursos de todos los chilenos les llegan efectivamente a todos los chilenos. En quinto lugar, tenemos la obligación de fortalecer la Cámara de Diputadas y Diputados, modernizarla, acercarla a los ciudadanos y agilizar sus procesos.
Estoy convencido de que se trata de una mesa de cinco patas, que no se sostiene bien si una de ellas falla. Por eso el pragmatismo no basta.
Se requiere de una visión de conjunto. No vamos a conseguir acuerdos tratando a cada segmento como si se tratara de estancos separados. El acuerdo está allí donde es posible alcanzar mayor equidad, más crecimiento y un mejor Estado.
El acuerdo nacional será integral o no será. Se trata de obtener un auténtico cambio y también de entregar un país mejor y no solo quedarnos en buenas intenciones.
Ayudar a destrabar es ayudar a instalar la confianza suficiente de que estamos construyendo una misma agenda con cinco dimensiones necesarias. Y no hay confianza sin diálogo, ni diálogo sin participación.
Por eso estimo que esta Cámara puede contribuir eficazmente a la búsqueda de acuerdos, ofreciendo al gobierno, a los partidos, a las organizaciones sociales y a los centros de estudio la realización de los encuentros que se consideren pertinentes para destrabar los escoyos encontrados en el camino de las agendas.
En esta dirección se dirigirán mis primeros pasos y las primeras reuniones que ya estamos programando. Ustedes comprenderán que, como tantos de los que estamos aquí, venimos de provincia y los que somos de regiones sabemos perfectamente cuando nos escuchan y cuando nos ignoran.
Yo creo en el diálogo que es también diálogo con la sociedad, con los actores sociales, con los líderes de la descentralización. A ellos y ellas también me dirijo, porque entiendo que el proceso legislativo no ha de ser una caja angosta sino una puerta abierta y de encuentro social. Para contribuir a los acuerdos nacionales, todos tienen que ser llamados y es lo que me propongo hacer.
Para mantener nuestras diferencias no se necesita el Parlamento, para encontrar consensos aceptables y suficientes sí lo necesitamos. Por eso desempeñamos un papel insustituible.
Los maximalismos no nos van a servir de nada. El que busque ver realizados el 100% de sus aspiraciones para alcanzar acuerdos, conseguirá un 0% de efectividad. Si todos hacemos lo mismo el fracaso es seguro.
Nos encontramos justo en el punto medio de la balanza histórica de Chile. A 50 años de nuestra mayor tragedia, nos toca tomar decisiones que nos permitan asegurar 50 años de estabilidad y fortalecimiento institucional.
Somos, en conjunto, un eslabón que no se puede ni se debe romper. Somos los hijos y herederos de aquellos que entregaron su vida por recuperar la democracia que hoy tenemos; somos también los padres fundadores de un nuevo pacto de convivencia perdurable.
Dos palabras finales. En cuanto a la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, les propongo como guía para nuestra conducta las palabras del primer Presidente electo tras la recuperación de la democracia, de Patricio Aylwin Azócar, quien supo decir en ese acto memorable en el Estadio Nacional: “Sí compatriotas, Chile es uno solo”.
Recuperar el diálogo es recuperar el alma de Chile y por eso este 11 de septiembre nos encontrará conviviendo en paz los que pensamos distinto, pero amamos por igual a nuestra patria. Ese será nuestro mejor homenaje a los caídos.
Finalmente, quiero decirles que tengo un sueño que espero ver hecho realidad muy pronto. Espero que este Congreso y esta Cámara le entregue un regalo a Chile y a mi región. Yo espero que mi región sea la primera que tenga nombre de una mujer chilena y que podamos decir al presentarnos al mundo: Mi país es Chile, mi región es Coquimbo de Gabriela Mistral.
Muchas gracias.
📖Palabras de Ricardo Cifuentes al asumir la Presidencia de la Cámara de Diputadas y Diputados.